lunes, 19 de septiembre de 2011

PFRH - III BIMESTRE - 2do de Secundaria

USO DEL TIEMPO DE ESTUDIO

El tiempo es uno de los pocos recursos que todas las personas poseemos por igual. Todos tenemos 24 horas al día, así que depende de cada uno sacarle el mayor provecho posible. El tiempo no se puede ganar, pero sí se puede perder. Por ello, es muy importante aprender a organizarlo de tal manera que logremos cumplir con aquello las cosas que nos hemos propuesto.

Hay cuatro pasos fundamentales para usar adecuadamente nuestro tiempo:

  1. Planificar, es decir, planear el conjunto de actividades que nos toca realizar, el tiempo que invertiremos y los recursos que necesitamos para lograr nuestra meta.
  2. Poner prioridades, esto es, decidir cuál de las actividades programadas es la más importante y abocar nuestras energías para completarla primero.
  3. Elaborar una agenda, es decir, separar el momento específico en el que haremos nuestras actividades restantes.
  4. Hacer un seguimiento, que consiste en verificar cada cierto tiempo si nuestra agenda se está cumpliendo de acuerdo con lo que planificamos. Si necesitamos modificar algo en la agenda, debemos tratar de que nuestro objetivo inicial no se pierda.

La aplicación de estos principios nos permitirá cumplir satisfactoriamente con nuestras responsabilidades escolares y domésticas, así como disfrutar del tiempo libre. De esta manera, evitaremos el estrés.

  1. TIEMPO DE ESTUDIO Y METAS ACADÉMICAS

La organización del tiempo de estudio

Para aprovechar bien el tiempo de estudio y obtener un buen rendimiento, es importante organizarse. Considera las siguientes sugerencias:

- Utilizar una agenda en la que se anoten las tareas de cada día, fechas de exámenes, entrega de trabajos, etc.

- Establecer un horario fijo de estudio: dos horas diarias, de preferencia, a la misma hora y en la misma habitación.

- Planificar claramente lo que se debe hacer cada día en esas dos horas de estudio

- Priorizar las actividades distinguiendo entre:

· Tareas importantes que requieren una atención inmediata.

· Tareas que, siendo importantes, pueden posponerse si es necesario.

· Tareas que es recomendable hacerlas, pero sólo una vez que se hayan hecho las anteriores.

- Ponte a estudiar con decisión y buen ánimo. El estudio no es un castigo, sino el medio para conseguir otros objetivos en la vida.

Obstáculos a evitar:

- Las interrupciones (llamadas de teléfono, visitas, etc.).

- La ausencia de planificación o de prioridades.

- El desorden en la agenda o en el cuaderno.

- No tener anotadas las tareas que corresponden a cada día.

- La falta de interés y el desánimo.

Habilidades y limitaciones

Además de organizar nuestro tiempo, es importante tener claro cuáles son nuestras habilidades y limitaciones. Esto nos ayudará no sólo a decidir con qué tareas empezar, sino también qué áreas nos conviene reforzar. De esa manera, podremos fijar mejor nuestras metas académicas.

La habilidad consiste en la buena ejecución de alguna actividad, ya sea mental o física. Somos hábiles en algo cuando lo hacemos bien o de manera sobresaliente. Por ejemplo, si resolvemos los problemas matemáticos son dificultad, podemos decir que tenemos habilidad para la Matemática. Si, por otro lado, sobresalimos siempre en los partidos de vóley, podemos decir que somos hábiles para este deporte y, en general, para las actividades físicas o motoras. Las limitaciones, en cambio, se refieren a las áreas en las que tenemos algunas dificultades. Por ejemplo, si se nos hace difícil entender las lecturas que nos dejan en el colegio a pesar de que nos esforzamos para hacerlo bien, entonces es claro que tenemos dificultad para la comprensión de textos; o puede ser que tengamos un pobre desempeño en el baile, lo que implica que nuestra área motora no está muy desarrollada.

Es importante recalcar que todos tenemos habilidades y limitaciones. Esto es justamente lo que nos hace únicos y, por lo tanto, distintos unos de otros. Lo importante es reconocer en qué áreas somos hábiles, para valorarlas, y en cuales tenemos dificultades, para poner un mayor esfuerzo en ellas.

Las metas académicas

Son los objetivos o propósitos que nos planteamos lograr en nuestra vida académica. Según la complejidad de la meta, pueden durar un determinado tiempo. Las metas con mayor complejidad necesitan de una dedicación constante y se alcanzan luego de varios meses o incluso años. También podemos plantearnos metas más sencillas que podemos lograr en menor tiempo.

Tipos de metas académicas:

    1. Relacionadas con la tarea. Buscan incrementar la propia competencia porque la persona siente un interés personal por una actividad.
    2. Relacionadas con la autovaloración. Permiten que la persona experimente la satisfacción del éxito o evite la sensación del fracaso.
    3. Relacionadas con la valoración social. Están destinadas a lograr la aprobación de los demás y evitar el rechazo.
    4. Relacionadas con el logro de recompensas externas. Buscan conseguir algún premio o evitar un castigo.

Importancia de plantearnos metas

Plantearnos metas es parte del proceso de definir lo que queremos para nosotros mismos. Es una manera de ir descubriendo quiénes somos y hacia dónde queremos enrumbar nuestras vidas. Las metas que nos proponemos tienen que ser realmente nuestras, y no reflejar las aspiraciones de alguien más. Aunque es importante escuchar lo que nuestros padres esperan de nosotros, debemos tener claro que ellos no pueden decidir en nuestro lugar. Al definir nuestras metas, crecemos como personas autónomas, independientes y responsables de nuestras decisiones.

  1. ESTRATEGIAS PARA LOGRAR LAS METAS ACADÉMICAS

Luego de definir nuestras metas, el siguiente paso consiste en diseñar las estrategias para lograrlas, es decir, el conjunto de acciones planificadas y orientadas a alcanzar nuestras metas.

La planificación del horario de estudio

Planificar un horario de estudio implica haber tenido, previamente, una adecuada previsión de nuestras prioridades y las metas académicas que queremos alcanzar. Podemos seguir las siguientes recomendaciones para organizar nuestro horario o plan de estudios.

- Utilizar un cronograma en donde estén visibles los días de la semana y las horas del día. Debemos llevarlo siempre al colegio para poder apuntar las tareas pendientes. Es importante que lo ubiquemos en un lugar visible de la casa.

- Renovar el horario cada semana. Al llenarlo debemos empezar ubicando las actividades que realizamos siempre. Por ejemplo: clases del colegio, almuerzo, cena, otras clases o actividades fuera del colegio, etc.

- Separar dos o tres horas diarias para estudiar y hacer las tareas en casa. Es preferible que realicemos este bloque de estudio durante las mismas horas. De esta manera, se irá convirtiendo en un hábito. Luego de una hora de estudio continuo, debemos tomar un breve descanso.

- Para distribuir los cursos en los bloques de estudio, debemos empezar a ubicarlos según las prioridades para la semana. Es importante considerar en qué áreas tenemos más debilidades. Por ejemplo, si últimamente hemos tenido dificultades con Comunicación, entonces este curso debe tener prioridad en el horario de estudio.

- Es recomendable empezar a estudiar los cursos que son más difíciles o los que no nos gustan mucho, porque al inicio estaremos más alertas o despiertos. Si los dejamos para el último bloque de estudio, se nos van a hacer más pesados, pues ya estaremos cansados.

- El horario debe ser realista, es decir, debemos ser capaces de cumplirlo. Por ello, es importante no sobrecargar el horario con demasiadas actividades.

- El horario debe ser flexible, para que nos permita hacer algunos cambios o modificaciones a último momento si surge algún evento inesperado.

- Es importante comunicar en casa, a nuestros padres y hermanos, nuestro horario. De esta forma, tendrán presente que en determinadas horas estamos estudiando y no nos deben distraer.

- Programar actividades recreativas en algún momento de la semana. De esta forma podremos relajarnos y tener energía para concentrarnos en el estudio.

- Al finalizar la semana, debemos revisar si hemos cumplido nuestro horario. También tenemos que programar el horario de la siguiente semana, según las nuevas tareas y exigencias que tengamos.

Planteamiento realista de las metas

Es importante que las metas que nos planteemos sean realistas y factibles. Esto significa que no sean tan elevadas que nos frustren, ni tan simples que no nos motiven. Por otro lado, es necesario que evaluemos el proceso de avance en el logro de nuestras metas, pues en la medida que verifiquemos su cumplimiento podremos darnos recompensas que nos estimulen a continuar esforzándonos.

Los momentos de recreación

Los seres humanos somos personas integrales. Por lo tanto, cuando nos planteamos metas, debemos considerar el desarrollo de todas nuestras dimensiones. Eso significa que el éxito académico no se logra convirtiéndose en esclavos del estudio, pues eso solamente genera estrés y agotamiento.

Es importante que tengamos momentos de recreación y descanso adecuados, pues gracias a estos podremos relajarnos y recobrar energías, para luego tener una buena concentración en el estudio. Por ello, es conveniente que programemos dentro de nuestro horario personal tiempos para el descanso y la recreación. El deporte, por ejemplo, es una actividad que nos permite liberar tensiones y sentirnos más despejados. También podemos optar por actividades sociales o culturales en las que, además de relajarnos, podemos desarrollar nuestras habilidades como personas.

  1. MOTIVACIÓN Y METAS ACADÉMICAS

En muchos casos puede ocurrir que, a pesar de una adecuada planificación, no logremos alcanzar con éxito nuestras metas, o nos cueste mucho trabajo hacerlo. Si es así, debemos hacer un alto para analizar qué es lo que está sucediendo, porque es probable que nos haga falta una actitud adecuada hacia el estudio. Esto tiene que ver con la motivación.

La importancia de la motivación

La motivación es un aspecto importante en nuestra vida cotidiana, pues nos impulsa a hacer las cosas. Por ejemplo, cuando realizamos una actividad que nos agrada -como nuestro pasatiempo favorito-, nos sentimos animados y ponemos todo nuestro interés y esfuerzo en hacerlo bien y disfrutarlo, por que nos sentimos motivados.

Con respecto al estudio, este puede convertirse en una actividad tediosa y aburrida para muchos. Sin embargo, todo depende de la actitud que asumamos. Tenemos que considerar cuán motivados nos encontramos con el estudio, pues sin la motivación suficiente nos va a ser difícil persistir y vamos a querer abandonarlo.

Tipos de motivación

Hay muchas razones para sentirse motivado a estudiar, aunque no todas tienen la misma influencia sobre la voluntad y el comportamiento de las personas. Para entenderlas mejor, las clasificaremos en dos grandes grupos:

- Motivaciones externas. Estas, aun siendo importantes, son más débiles y tienen menos capacidad de empuje; así, ante las dificultades, se merman o desaparecen. Por ejemplo, temor a repetir de grado, complacer a los padres, hacerlo porque no hay de otro remedio, conseguir un premio, etc.

- Motivaciones internas. Son un motor potente que mueve desde dentro, comprometen más y llevan a superar todo tipo de obstáculos porque radican en la convicción y el interés; es decir, en lo más profundo de la persona. Por ejemplo, cuando estamos convencidos de la utilidad del estudio, sentimos la necesidad de aprender más, queremos mejorar nuestro nivel cultural o somos conscientes de que el estudio nos ayudará a ser mejores personas.

En la motivación para estudiar también influyen otros factores, como el profesor (que hace que resulte más o menos agradable la materia que enseña), los cursos en sí mismos (hay algunos más complejos que otros), el grupo de clase (que puede ser mayoritariamente aplicado o no, solidario o individualista, etc.), la escuela (hay algunas que motivan mucho a sus estudiantes, mientras que otras no tanto). A pesar de estos factores, debe quedar claro que la principal responsabilidad en el logro de las metas académicas está en cada persona.

Estrategias para automotivarse

La mayoría de las personas somos motivadas tanto externa como internamente. Sin embargo, quienes logran desarrollar una motivación interna tienen mayores probabilidades de éxito porque es más fuerte y perdurable que la externa. Por ello, es importante que no esperemos que otros nos motiven a estudiar, sino que aprendamos a automotivarnos.

¿Qué hacer si no estoy motivado? Si percibimos que no tenemos una buena actitud hacia el estudio, las siguientes estrategias pueden contribuir a nuestra automotivación:

- Buscar razones para estudiar.

- Encontrar las ventajas que puede reportar el estudio.

- Intentar averiguar las causas del desgano.

- Plantear soluciones a esas causas.

- Llevar a la práctica las soluciones planteadas.

- Buscar frecuentemente nuevas motivaciones para seguir estudiando.

¿Cómo motivarnos frente a un curso que no nos agrada? Aunque estemos motivados por el estudio en general, hay cursos que son más complicados que otros. Las siguientes sugerencias nos servirán de ayuda:

- Proponerse pequeñas metas cada día y comprobar si las hemos conseguido.

- Relacionar el contenido del curso con algo que nos guste.

- Trabajar en grupo con otros compañeros que estén igual o más motivados que nosotros.

- Durante el repaso del curso, hacerse preguntas y elaborar respuestas según lo estudiado.

- Estudiar de manera activa: reflexionando, subrayando lo importante, consultando en el diccionario, etc.